Dos grupos de rasgos característicos permiten describir de manera muy general los sistemas. El primer grupo se refiere a su aspecto estructural, el segundo a su aspecto funcional. El aspecto estructural trata de la organización de los elementos o componentes de un sistema, ya sean estos físicos o virtuales. El aspecto funcional, trata de los procesos, o sea, de los fenómenos dependientes del tiempo (intercambio, flujo, crecimiento, evolución, etc.). Es la organización temporal.
Los principales rasgos estructurales de cualquier sistema son los siguientes:
Los límites, que definen las fronteras y lo separan del mundo exterior.
Elementos o componentes, que pueden ser enumerados y reunidos en categorías, familias o poblaciones.
Depósitos, en los que pueden reunirse los elementos y en los que se puede almacenar energía, información, materiales.
Red de comunicación, que permite el intercambio de energía, de materia y de información entre los elementos del sistema y entre los diferentes depósitos.
Los principales rasgos funcionales de cualquier sistema son los siguientes:
Flujos de energía, de información, o de elementos que circulan entre los depósitos. Estos flujos se expresan en cantidades por unidad de tiempo.
Válvulas, que controlan los caudales de los diferentes flujos. Cada válvula puede visualizarse como un centro de decisión, que recibe información y la transforma en acciones. Estas acciones tienen por efecto aumentar o disminuir la intensidad de los flujos.
Retardos, resultantes de las diferentes velocidades de circulación de los flujos, de las duraciones de almacenamiento en los depósitos, o de los rozamientos entre los elementos del sistema.
Bucles de realimentación. Desempeñan un papel determinante en el comportamiento de un sistema, combinando los efectos de los depósitos, de los retardos, de las válvulas y de los flujos. En un sistema donde tiene lugar una transformación hay entradas y salidas. Las entradas resultan de la influencia del entorno sobre el sistema y las salidas de la acción del sistema sobre el entorno. A las entradas y salidas también se les denomina datos y resultados, o inputs y outputs.
La retroalimentación: actuar sobre el pasado.
En todo bucle de retroalimentación, informaciones sobre los resultados de una transformación o de una acción son reenviadas a la entrada del sistema en forma de datos. Si estos nuevos datos contribuyen a facilitar y a acelerar la transformación en el mismo sentido que los resultados precedentes, se trata de un bucle de realimentación de refuerzo y sus efectos son acumulativos. Por el contrario, si estos nuevos datos actúan en sentido opuesto a los resultados anteriores, se trata de un bucle de realimentación de compensación. Sus efectos estabilizan el sistema, en el primer caso hay crecimiento o decrecimiento exponencial. En el segundo mantenimiento del equilibrio.
Todos los sistemas, por muy complejos que sean, constan únicamente de estos dos tipos de bucles de realimentación.
Realimentación de refuerzo.
La realimentación de refuerzo conduce a cambios en la misma dirección del cambio inicial. Cuando el cambio inicial lleva una dirección favorable, se produce un gran beneficio. Pero si el cambio inicial no es favorable la realimentación de refuerzo conduce a una cadena de acontecimientos negativos. Un ejemplo de realimentación de refuerzo que desencadena efectos beneficiosos es el progreso en el aprendizaje y la adquisición de conocimientos. Aunque el proceso de aprender es intangible, también está dirigido por un bucle de realimentación de refuerzo. Cuanto mayor es el conocimiento, mas aprendemos, pues podemos establecer más conexiones con lo que ya sabemos y así, mas ampliamos y profundizamos nuestros conocimientos. Otro ejemplo: si contraemos una deuda con una tarjeta de crédito de 200 Bs. con un interés de 20% anual, al final del primer año nuestra deuda habrá aumentado a 240 Bs. Y a 288 Bs. al final del segundo año. Al cabo de cuatro años, la deuda se habrá duplicado, y volverá a duplicarse cuando transcurran cuatro años más. En este caso el bucle de realimentación de refuerzo tiene un efecto perjudicial para el deudor. La realimentación de refuerzo es como una bola de nieve rodando por una colina. A medida que baja va cogiendo mas nieve y cuanto más grande se hace mas nieve recoge, hasta que se convierte en un alud.
Realimentación de compensación.
Se produce un bucle de realimentación de compensación cuando los cambios en una parte del sistema generan cambios en el resto del sistema que reducen, limitan o contrarrestan el cambio inicial. Son los bucles que presentan resistencia al cambio y mantienen estable el sistema; sin ellos la realimentación de refuerzo acabaría por romperlo. La realimentación de compensación no es en sí misma ni buena ni mala, indica simplemente que el sistema se resiste al cambio. Esto puede ser un obstáculo o una ventaja, dependiendo de lo queramos hacer. Si lo que queremos es cambiar un sistema complejo, la realimentación de compensación aparecerá como “resistencia”. Si lo que queremos es mantener estable el sistema, aparecerá como estabilidad. La realimentación de compensación persigue un objetivo. Todos los sistemas tienen bucles de realimentación de compensación para mantenerse estables, por tanto todos los sistemas tienen un objetivo, aunque solo sea el de seguir como están.
Proalimentación: regreso al futuro
La Proalimentación describe un curioso efecto, ligeramente distinto, de algunos tipos de realimentación: cuando el efecto anticipado del futuro, que todavía no ha tenido lugar, genera la causa del presente que, de no ser así, no se hubiera producido. Nuestras esperanzas, nuestros miedos y nuestras convicciones respecto al futuro nos sirven para crear el propio futuro que anticipamos. La Proalimentación crea premoniciones que se cumplen. En el mercado de valores si corren rumores de que va a subir el valor de unas acciones. Antes de que las acciones hayan subido, los rumores atraen a los compradores y entonces las acciones comienzan a subir. Cuanto más suben mas compradores atraen. Ya se ha creado un bucle de refuerzo. Finalmente los analistas del mercado generan un bucle de compensación diciendo que las acciones están sobrevaluadas, los accionistas empiezan a vender y los precios bajan. Igualmente cuando se anuncia que algo va a escasear, la gente sale a la calle a comprar la mercancía de que se trate “por si acaso”. Incluso compra más de lo habitual para prevenirse de la escasez prevista, de manera que se crea así la escasez que ha creado la alarma.
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